Archipiélago Juan Fernández
Historias Navegantes
Historia del tesoro
Todo empezó en España, cuando un capitán de la flota llegó a México en 1818. Éste amenazó a su rey, exigiendo que le entregara todo el oro; de lo contrario lo mataría. Sin embargo, a pesar de haber recibido lo exigido, asesinó al rey y escapó hacia la isla Robinson Crusoe, lugar donde escondió el tesoro.
El Perol de Langosta
Este es un plato típico y propio de la cultura y tradición gastronómica de la isla Robinson Crusoe. Es preparado por los mismos pescadores artesanales arriba de los botes y en plena navegación. Las embarcaciones están dotadas de una cocinilla que permite pescar la langosta y, luego, prepararla inmediatamente en el bote. ¡Langosta más fresca que la del Perol, imposible!
La batalla del Dresden
Frente a la playa de la bahía de Cumberland están los restos del Dresden, un barco que se hundió debido a una guerra. Perseguido por navíos ingleses en 1900, permaneció durante meses escondido en los canales del sur de Chile, pero necesitado de provisiones debió dirigirse a Punta Arenas antes de proseguir su huida. Llegó a esconderse a la bahía de Cumberland, pero los ingleses fueron informados y partieron en su búsqueda. Ante la llegada de sus persecutores, el comandante del navío tomó la decisión de hundir el acorazado para impedir su captura. En 1915 la tripulación del Dresden y su comandante vieron desde la costa de la isla cómo la nave se hundía. Los restos del Dresden fueron declarados Monumento Histórico en 1985.
Cerro Salsipuedes
Dicen que en el Cerro Salsipuedes, antiguamente, encarcelaban a personas. En el cerro había un hoyo en la tierra y hacia el lado, un barranco muy alto. Cuentan que lanzaban a los presos a dicho hoyo y les daban un tiempo para salir. Si en ese tiempo no lo lograban, los lanzaban por el barranco. Sólo el 1% de los presos lograba salir de este hoyo, por eso se llama Salsipuedes.
La historia de Alejandro Selkirk
Entre las historias propias a la isla, destaca la del inglés Alejandro Selkirk, quien llegó hasta Robinson Crusoe en 1703. Luego de una discusión con el capitán de su navío fue abandonado a su suerte en la isla de Más a Tierra, permaneciendo 4 años y 4 meses completamente solo en la isla sin más equipo que una biblia, un cuchillo, un fusil, una libra de pólvora, tabaco y ropa. En 1709 fue rescatado y regresó a Reino Unido, donde se embarcó nuevamente en un navío de la Armada inglesa, en el cual muere en 1721. La historia de Selkirk inspiró la novela del escritor inglés, Daniel Defoe: Robinson Crusoe.
La isla Alejandro Selkirk
Cada uno o dos meses durante el verano, los pescadores que comercian con la langosta navegan hacia la isla Alejandro Selkirk pasando por Robinson Crusoe, siendo la oportunidad para conocer esta impresionante y sobrecogedora roca emergente que ha sido declarada Parque Nacional en su totalidad. Cabe señalar que la navegación es, en ocasiones, bastante movida durante unas doce horas.
La cueva de Los Patriotas
En 1814 los patriotas Blanco Encalada, Juan y Mariano Egaña, Manuel de Salas, José Ignacio Carrera y Luis Ovalle fueron desterrados a la isla Robinson Crusoe. Luego de que se les quemaran las chozas donde vivían, tuvieron que buscar un nuevo refugio y encontraron siete cuevas que tenían 4 metros de altura y 10 metros de profundidad aproximadamente; hoy son verdaderos vestigios históricos.
El perro sin cabeza
En una ocasión, un turista llegó a la isla Juan Fernández junto a su perro, sin embargo, cuando el turista se fue dejó al perro en la isla. El animal pasó mucha hambre, por lo que comenzó a entrar a un gallinero en varias ocasiones para comerse a las gallinas. Aburrido de perderlas, el dueño de las gallinas esperó un día al perro y le cortó la cabeza con un hacha. El alma del perro quedó en pena y hasta el día de hoy atormenta a todos en la isla.
El Corsario inglés Lord Anson
Está también la historia del corsario inglés Lord George Anson, quien habría enterrado un tesoro en los fondos subterráneos de la isla en 1713. Hoy existe un investigador norteamericano que ha realizado diversas excavaciones esperando llegar al lugar exacto donde se encontraría el tesoro enterrado.
La Travesía del Victoria
Realizada en 2012 y dirigida por Germán Recabarren, habitante de la isla. Este hito tuvo como objetivo rescatar una tradición local del archipiélago que ha ido desapareciendo con el tiempo y que te contamos a continuación.
Sobre las cubiertas de un bote de madera con una técnica propia del archipiélago y fabricada por el último artista de embarcaciones balleneras de la zona, cuatro habitantes de la isla navegaron más de 90 horas a vela y remo, proyecto llamado “Un viaje al rescate de la memoria”. Este consistió en navegar desde la bahía Cumberland hasta el puerto de Valparaíso, para recrear un viaje hecho en 1922, donde dos pescadores fueron arrastrados por las corrientes desde el archipiélago, pero que aparecieron siete días después ¡sanos y salvos!
Para Germán no fue nada fácil, ya que tuvieron que batallar contra grandes olas, vientos y temporales que dificultaron la navegación, pero afortunadamente lograron el objetivo y llegaron a salvo al puerto. Todas las casas de Juan Fernández celebraron el éxito del viaje y, en las propias palabras de Germán, fue la victoria de su pueblo. De ahí el nombre del bote: Victoria.